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La infantería legendaria: Los tercios de España

Las largas campañas de los Tercios por diferentes países a través del Camino Español y la rápida evolución de armamento y técnicas de combate que se vivieron en esa época, trajo consigo la incorporación a nuestro vocabulario de numerosas palabras nuevas. Muchas eran de origen italiano como centinela, escopeta, alerta, infantería... Otras tantas de origen francés como sargento, vanguardia, retaguardia... Y otras muchas fueron de cuño propio y nacieron en medio de batallas, en acuartelamientos o celebraciones conformando así un argot particular de los Tercios y dejándonos, como herencia, muchas de esas palabras.

Primero explicar el porqué a la infantería española se le llamaba y sigue llamando, Tercio. Aunque el origen de esta denominación es algo dudoso, su procedencia más probable es la mención que aparece en una ordenanza para "gente de guerra" de 1497 donde se cambia la formación de la infantería para dividirla en tercios:

"Repartiéronse los peones(la infantería) en tres partes. El uno, tercio con lanzas, como los alemanes las traían, que llamaron picas; y el otro tenía nombre de escudados(gente de espadas); y el otro, de ballesteros y espingarderos"

Con el tiempo los ballesteros y espingarderos serían sustituidos por los arcabuceros.

Otras palabras no tienen un origen tan dudoso y nos son mucho más cercanas como camarada. Su origen viene de cuando los tercios tenían que prolongar su estancia en algún lugar. Entonces se reunían en grupos de ocho o diez para hacer camarada o camareta.Así lo explica un documento de la época.

"Hacen la camarada, esto es, se unen ocho o diez para vivir juntos dándose entre ellos la fe (juramento) de sustentarse en la necesidad y en la enfermedad como hermanos. Ponen en esta camarada las pagas reunidas proveyendo primero a su vivir y después se van vistiendo con el mismo tenor, el cual da satisfacción y lustre a toda la compañía."

Sin duda que estas camaradas fueron un factor importante de cohesión interna y uno de los secretos de la fuerza de los Tercios.

También el armamento recibía apelativos especiales como la cinta que llevaban en bandolera donde transportaban saquitos con doce porciones de pólvora y a la que llamaban Los Doce Apóstoles, supongo que por la protección que les ofrecía.

También a su daga la llamaban Quitapenas o Misericordia pues era lo que normalmente utilizaban para dar el golpe de gracia. Y es que para un soldado del tercio, la daga era el complemento indispensable para la espada. La llevaban en la espalda a la altura de los riñones para poder sacarla con rapidez y además la habilidad de los españoles en su manejo era legendaria. Así lo explicaba un Francés que imagino tuvo la desgracia de probarlo.

Se baten espada en mano, no retroceden jamas; paran el golpe con el puñal que llevan siempre y cuando hacen con él el gesto de tirar al cuerpo debéis desconfiar de la cuchillada; y cuando os amenazan con la cuchillada , debéis creer que quieren alcanzaros el cuerpo[...] Son temibles con la espada en la mano a causa de sus puñales. He visto varias veces a tres o cuatro españoles hacer huir a varios extranjeros y echarlos por delante de ellos como a un rebaño de corderos.

También en los campos de batalla nació alguna expresión que ha perdurado hasta nuestros días como la de Dejar en la estacada. Recibía el nombre de estacada los obstáculos hechos con estacas afiladas que se colocaban para impedir el avance sobre las líneas enemigas. Es fácil imaginar lo que suponía dejar a alguien abandonado en una estacada.

Pero en los Tercios no todo era marcialidad y peleas, algunas veces también había sexo. Así lo decía la ordenanza.

Es preferible que no haya hombres casados, pero de permitirse, para evitar mayores inconvenientes, que haya por cada cien soldados ocho mujeres, y que estas sean comunes a todos.

Por este motivo nació en los Tercios el término de Mujer privada, aquella que estaba casada y acompañaba a su marido soldado, para diferenciarlas de las mujeres públicas. De todos modos, había que tener cuidado con quien te lo hacías pues las enfermedades venéreas estaban a la orden del día y no era raro que salieran molestos tumores en los genitales que los soldados llamaban incordios.

También y aunque estaba penado con la muerte y normalmente la hoguera (ya que ese delito lo juzgaba la inquisición) existía la homosexualidad. A aquellos que practicaban la sodomía se les denominaba bujarrón, término despectivo que se sigue usando hoy en día.

Otro término peyorativo que aún se usa es el de chusma aunque en tiempo de los Tercios la chusma eran los prisioneros condenados a apalear sardinas (a remar) en galeras.