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Crónica de batalla. Operación Tiger Bay 2011

Tiger Bay es el nombre de la primera concentración nacional organizada por la asociación federada G.E.O.T. de la Coruña. Dicho evento tuvo lugar durante los días 3 y 4 de septiembre de 2011 en las instalaciones de Naturmaz (municipio de Mazaricos) y allí nos dirigimos seis miembros del equipo UAK.

El evento, organizado a la vieja usanza de la Federación Española de Airsoft (sábado partida y domingo pruebas técnicas), contó con la presencia de 150 jugadores (tanto federados como no federados).

En esta ocasión formamos parte del bando rebelde pro-ruso, para lo cual fuimos ataviados con prendas apropiadas para dicho contexto de juego. Y aquí queda la resumida crónica de nuestras vivencias en este singular evento:




Operación Tiger Bay "Épica Rebeldía"

SÁBADO 3

Nuestro general nos convocó a las 08:00 a.m., una hora poco frecuentada para tal fin, ya que a las 08:30 se comenzaba con el despliegue de los bandos.

Nuestra facción contaba con 65 jugadores que tenían que ponerles las cosas muy difíciles al bando de tropas regulares occidentales, que contaba con 85 efectivos.
Una vez iniciado el despliegue, el plan inicial de tomar los puntos vitales fracasó, por lo que hubo que adoptar un plan secundario de guerra de guerrillas, golpes de mano y hostigamiento continuo.

Nuestra primera misión fue intentar apoyar la defensa de la lanzadera de misiles, ya ocupada por el enemigo. Aún así, nuestro equipo se lanzó (por orden del general) al ataque y, evidentemente, no tuvimos ningún éxito, pese al refuerzo posterior de alguna unidad aliada.

Tras la imposibilidad de tomar ese punto, se ordenó tomar las alturas para frenar el ataque en masa del contrincante, que se vió detenido por la orografía del terreno y por el empecinamiento de Marine Recon y FEAR en proteger un risco vital para nuestro bando.

Como unidad de apoyo que éramos, se nos ordenó apoyar esa defensa una vez que iban cayendo los que allí estaban dándo lo mejor de sí mismos para frenar la ofensiva "medieval" del contrario. La idea era atraer la atención del enemigo sobre nosotros para que se pudiese lanzar un misil contra sus tropas 20 minutos después.

Esta vez sí logramos completar el objetivo gracias al efecto psicológico de la presencia de nuestro apoyo entre las rocas (que no tenía munición, pero cuya presencia bastó para retenerles el tiempo suficiente), no sin grandes bajas en nuestro equipo, pero el misil cayó y la colina quedó prácticamente limpia.



Mientras nuestras tropas estaban sometidas a gran desgaste físico (dadas las grandes pendientes que había que superar para llegar al hospital de campaña y a nuestra base), se nos ordenó que cruzásemos todo nuestro territorio para llegar hasta nuestra base central.

Una vez allí, deberíamos buscar un grupo enemigo que pretendía extraer a unos pilotos abatidos de nuestro territorio.

Cruzando a través de extensos campos de espino conseguimos llegar a la base, pero recibimos la contraorden de defender la misma, puesto que era punto de paso obligado para la extracción de dichos pilotos, en lugar de salir a buscarlos.

Tras dos horas y media allí, en las cuales nos dio tiempo a eliminar a algunos incautos que pretendieron tomarla, conocíamos todos los recovecos que había entre los arbustos, rocas y árboles. Una base cuyo perímetro formaba un triángulo cuyos vértices eran tres zonas elevadas que podemos ver en el croquis siguiente.

Éramos conscientes de que tarde o temprano allí se decidiría el éxito o el fracaso del bando entero, que seguía buscando a los pilotos abatidos.

No había buena comunicación con el mando debido a la orografía y no sabíamos muy bien cómo marchaban las cosas para los nuestros. Sí vimos desertar de la partida a mucho personal de un bando y otro a partir de las cuatro de la tarde, imaginamos que debido al gran esfuerzo físico que requería moverse por el campo de juego.

Sobre las seis de la tarde apareció nuestro general en la base con la noticia de que todo se venía abajo y que se replegaban a la base para impedir la salida de pilotos y escoltas de nuestro territorio.

Replegarse sí, pero sólo conseguimos reunir a 21 jugadores para realizar dicha misión, sabiendo que se nos venían 50 o más enemigos encima.

La cosa pintaba mal y lo primero que hicimos todos fue remunicionar y coger reservas para la hora de juego siguiente, que sabíamos sería dura. Así, pasamos de ser la última línea de defensa a la primera.

El relato que aquí comienza será recordado por los allí presentes como la resistencia más encarnizada jamás vivida en una partida de airsoft:

 

Los 21 del Cerro de la Muerte.

Bien protegidos por la alambrada que perimetraba la base y colocadas las máquinas cubriendo los accesos estratégicos a la misma, los 21 héroes del Cerro, nos dispusimos a resistir a toda costa.

El enemigo comenzó a desplegar exploradores que tomaron contacto con las máquinas del punto 2 del sistema defensivo (ver mapa), donde se hallaban Marine de SERECO con una minimi, Ryu del ASG, Soap de los Swamprats (sanitario con minimi) y Relard de Guardianes de Silva.

También estuvieron por dicha zona reforzando en algún momento Seiken de ASG, Shikamaru de Marine Recon, MiguelAcu de Guardianes de Silva y Chana de los Koas.

Los allí presentes obligaron al enemigo a salir del camino y bajar la ladera del cerro para poder rodear su posición. En ese movimiento, eran recibidos de través por las dos máquinas y fuego de fusilería que teníamos montados en el UAK (Caronte, Signifero, Lince, Hooten, Bärtig y Türke) en la zona central, que dominaba la ladera desde las alturas y que controlaba además la puerta de acceso a la base a través de la alambrada.

Los que consiguieron escapar se toparon con el fuego de máquinas de FEAR (Labajo con la minimi, Roba, Cabra y Meivin) y Marine Recon (Ethan con la minimi), sitas en la zona de extracción de los pilotos, junto a The Rock, tirador de SERECO y Airsoft Bilbao (Marte).

Cuando llegó el grueso de la tropa enemiga, todo estaba dispuesto. Teníamos munición limitada y no podíamos derrocharla. Nos sacaban una proporción de 2 a 1 y sabíamos que intentarían aprovecharla, como así hicieron.

A las 18:15p.m. de aquel día, hizo presencia la lluvia. Se hizo el silencio. De repente, las máquinas del camino abren fuego ante el inicio de la primera oleada que sale de entre la espesura, obligando al grueso del enemigo a descender ladera abajo.

Nuestras máquinas comienzan a abrir fuego desde el punto 1 y a hacer verdaderos destrozos en sus líneas de avance. Los hay que intentan esconderse, pero nuestros tiradores de UAK van dando cuenta de ellos. Los pocos que llegan a intentar asegurar la zona de extracción (punto 3) son aniquilados por las máquinas allí ocultas de FEAR y Marine Recon.

Nuestros sanitarios no han tenido mucho trabajo y terminan de curar a los pocos heridos que hemos tenido en todo el perímetro. Quedan algunos enemigos sueltos por la zona, pero los tiradores acaban con ellos.

Sin dar más tregua, el enemigo lanza una segunda oleada (una vez estaban todos recuperados), pero algo cambia. Intentan flanquear por la espalda a Marine Recon y FEAR en el punto 3, que pueden detener el ataque gracias a que las máquinas del camino y a las nuestras, que siguen dando buena cuenta de todo el que allí aparece.

El fuego es tan frenético por ambas partes que nosotros ponemos a nuestros fusileros a rellenar cargadores para el RPK y a mantener la admisión de munición de la Minimi.

Era un contínuo gritar: "¡Munición, munición!" y ver volar cargadores vacíos y llenos entre los distintos puestos de nuestro dispositivo. No había bolas para tanto objetivo.

Uno de nuestros hombres, voz en grito, se empezó a encargar, desde el punto más alto, de dirigir el fuego aliado hacia los puntos ciegos de algunos tiradores del perímetro, con lo cual tapamos cualquier posible brecha, reforzados por el fuego de las máquinas del punto 3, que ya habían eliminado toda amenaza en sus inmediaciones.

En la zona del camino hasta recogían munición del suelo para poder hacer frente a la furia del ataque enemigo. La cosa empezaba a escasear, pero llegó la calma, aunque la adrenalina corría sin control por todos nosotros.

Poco a poco, los tiradores rebeldes y las máquinas fueron dando buena cuenta de los que se habían escondido, aunque eso mermó nuestras reservas de munición. Una vez más, los sanitarios dieron lo mejor de sí mismos para recuperar a los heridos, mientras el resto aprovechamos para remunicionar velozmente y reconcentrar nuestros sentidos.

No tuvimos mucho tiempo. La tercera oleada ya estaba encima y las reservas de bolas bajaban alarmantemente en todos los puestos. Los gritos de los artilleros y de los tiradores pidiendo munición nos servían de referencia de la dimensión del ataque, que fue más duro si cabe, usando ambos flancos, y salvo en nuestra zona, las bajas fueron cuantiosas, pero pudimos frenar el grueso de su ofensiva una vez más.

La zona de la gente del FEAR tuvo varios heridos y el sanitario tuvo que ganarse el sueldo, mientras la máquina de Marine Recon pudo resistir el primer choque y FEAR volvió a batir sus zonas de vigilancia hasta que se quedó sin munición su apoyo.

Una vez frenada la ofensiva, pudimos apoyarles saliendo a campo abierto con la Minimi para proteger a elementos de ASG y Marine Recon que salieron a cazar con las pistolas a los que se habían quedado rezagados o escondidos.

Rápidamente, todos comenzamos a buscar munición para hacer frente a un cuarto asalto. Los sanitarios se movían como culebras para intentar llegar a todos los heridos, de los cuales algunos ya contaban con vendajes previos.

En el UAK tuvimos heridos entre los artilleros de las máquinas, sobre los que se centró el fuego enemigo, pero no consiguieron hacerlas callar en ningún momento. El personal de carga de munición y nuestro sanitario hicieron horas extra para no ceder ante la presión del momento (el subidón de adrenalina fue brutal) y conseguimos mantener la cohesión y la consistencia de la posición. Una labor de equipo magnífica, que refleja el trabajo realizado por todos hasta ahora en cada entrenamiento.

Cuando desde el camino se detectaron movimientos que anunciaban una cuarta oleada, como por arte de magia, sonó el silbato de fin de partida y la lluvia cesó. No negaré que hubo gritos de alegría y sonrisas cruzadas entre todos los allí presentes, que aún teníamos las pulsaciones aceleradas.

Abrazos, choques de palmas, etc. se sucedieron, mientras hacía aparición el general, con su escolta de Airsoft Bilbao, que había estado haciendo labores de reconocimiento, y nos decía: "Os habréis quedado agusto, ¿no?". Y así fue.

Su gente también tuvo trabajo intentando destrozar la retaguardia enemiga, como rezan las breves líneas que nos remite Morituri de Airsoft Bilbao:


"A las 16.30 salimos (Rusko, Spotter, Deathblow y yo) a bordear la colina del radar para rodearla. Atravesamos un campo lleno de zarzas hasta la cintura, ya que no había pista practicable hasta los últimos 50 metros antes de llegar al radar, por lo que tocó escalar roca.

Llegamos a la localización del radar a las 17.30 sin ser vistos, entonces observamos que había gente en el mismo. Yo pinché el canal de radio de la OTAN y les escuché que iban a abandonarlo para seguir avanzando.

Cuando dejamos de ver siluetas en lo alto, nos dirigimos allí y lo retomamos para el bando rebelde de nuevo, sin ser detectados. Serían las 17.45 aprox.

Desde allí vimos cómo se alejaba una marabunta de unos 50 efectivos hacia nuestra base. Avisamos a Marte de que disponíamos otra vez de superioridad aérea para enviar ataques, pero el mando supremo dijo que no estaba disponible, así que no sirvió de nada.


A las 18.00 llegan 3 elementos del enemigo que pasamos a cuchillo y nos ponemos en marcha hacia su respawn avanzado (punto 3). Allí nos encontramos una emboscada de los defensores (18:15 aprox) en la que agotamos casi por completo nuestra munición y tenemos que replegarnos, pasando de nuevo por el radar, hacia nuestra base.

Por el camino de vuelta recuperamos nuestro respawn avanzado, (18:30 aprox) y continuamos nuestro recorrido hacia la base rebelde, con un poco de suerte cogeríamos varios enemigos por la espalda. Nos encontramos con 5 que eliminamos y no hubo más acción por nuestra parte."

La base había resistido.

Relard, de Guardianes de Silva, lo resumió en una sola palabra: "Épico". Y así lo recordaremos para siempre todos los que allí estuvimos, reconociendo el valor y el arrojo del enemigo, que no cejó en su empeño en ningún momento y sin cuya osadía no lo hubiésemos pasado tan brutalmente bien. Y alguien tomó nota de la valentía de aquellos hombres...

 

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